domingo, 15 de mayo de 2016

EL PRINCIPITO HA VUELTO, O ESO PARECE. (M.J.Alvarado y T. Correa)

Foto de Teresa Correa

"...Si entonces un niño llega hacia vosotros, si ríe, si tiene cabellos de oro, si no contesta cuando se le pregunta, adivinaréis quién es. ¡Sed amables entonces! No me dejéis tan triste. Escribidme enseguida, decidme que el principito ha vuelto."
(Antoine de Saint Exupéry, El Principito).

"...Quizás pasara algún coche o alguna caravana, pero no era probable. Así que comenzamos a valorar la posibilidad de no avanzar más, pasar la noche allí y confiar en que las estrellas nos ayudarían a definir el rumbo que deberíamos tomar por la mañana...
Y entonces lo vi".
(María Jesús Alvarado, El principito ha vuelto).


El principito ha vuelto (Libros de las Malas Compañías, 2015) es la crónica viajera de una corta expedición sobre las arenas del Sáhara, corta si medimos el tiempo por la simple acumulación de horas. Por inmensidad, grandeza y variedad casi oculta que brinda la permanente sorpresa del camino, es más bien un largo periplo que conduce con naturalidad a la aparición del prodigio inexplicable. Con el mismo verbo terso y sencillo con que compone sus poemarios, cálidamente despojados de adorno, el texto de María J. Alvarado se debate en el espacio aparentemente uniforme del desierto, el oscuro esplendor de sus noches, las pinturas rupestres de sus cuevas, que conservan figuras de bailarines de hace miles de años, o las formaciones rocosas que se interponen en el camino sin que se sepa cómo pudieron llegar ahí, sin una sola montaña alrededor de la que haberse desprendido.

En la segunda parte del libro -alertada por la relectura de El principito de Saint Exupéry- la autora rememora y refiere la aparición misteriosa de un hombre solo que cavaba en la soledad casi absoluta del desierto. Recuerda su aspecto, su vestimenta, las confidencias hechas en una única noche de conversación en vela y cada detalle de su recuerdo le remite a las descripciones, los sentimientos y dibujos del personaje-niño ya clásico.

María Jesús Alvarado es ensayista, poeta, autora de cuentos, directora teatral, cineasta, editora y tal vez me quede aún algo por mencionar. Lo importante para esta reseña es constatar los géneros y títulos de su obra escrita. Por ejemplo: Isla Truk, Suerte mulana, Sorimba, Geografía accidental,  Extraña estancia, Grietas, Bubisher y Cuentos antiguos de Gran Canaria, escritos a solas o en colaboración.

Teresa Correa es una experimentada artista de la  imagen que escudriña con su cámara en el espacio geográfico y ritual de estas islas y de sus contornos. Las fotos en blanco y negro que acompañan esta crónica del desierto retratan tanto la impresionante negrura estrellada de un cielo limpio que se impone sobre quien lo mira, como también la claridad cegadora que durante el día abrasa la inacabable extensión de arena indefensa ante la insolación. Años después del viaje relatado en el libro, la fotógrafa expuso un conjunto de trabajos bajo el título Habitar el fuego, donde la oscuridad contrasta con el fulgor de las hogueras. Se me antoja pensar que esa exploración en los límites de la luz y  la oscuridad le debe mucho a la odisea saharaui que compartió un día con su amiga.

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