lunes, 13 de mayo de 2019

FLOTANDO AL VIENTO DE LAS AGUAS




Para J.S.




Al lado de una sirena, una mujer pez,
recibí del amor la primera lección,
tragué la primera espina.
(Georges BRASSENS. Súplica para ser enterrado en la playa de Sètes)


En un último ensueño
mis pobres huesos se estremecerán
con el largo y lento roce de tu pelo.
Flotando al viento de las aguas,
crujirán de emoción mis tristes vértebras
y todo mi espinazo sorprendido
olvidará su artritis, su calamidad:
algas oscuras como tu cabello
brillarán bajo el sol de mediodía,
rodearán tu piel sargazos cálidos
sobre el océano de mi juventud.

...Y en su tibieza al fin me dormiré
-ya para siempre náufrago-
a pocos metros de las roncas olas.


(De Poemario asustado)



domingo, 5 de mayo de 2019

PATADAS AL IDIOMA III. OÍR/ESCUCHAR



¿Pero qué les habrá hecho el verbo oír, oye? Medios de comunicación de máxima audiencia y no pocos personajes públicos han dejado de emplearlo y lo sustituyen en todos los casos por escuchar. Y no se explica. El pobre verbo oír no es sexista, ni clasista ni xenófobo, que se sepa. Tampoco es una antigualla en extinción, ni una filigrana para minorías ni una rareza académica para especialistas. Ni es confuso: tiene un ámbito de significación delimitado y reconocible: significa desde siempre percibir por el oído, con capacidad de sensación auditiva e incluso comprensión aún sin proponérselo.

Es verdad que desde antiguo ha mantenido una relación de pacífico parentesco con escuchar -una sinonimia nada invasiva- sin que ninguno de los dos arrasara el espacio del otro; si acaso, históricamente había prevalecido oír, que no se sabe por qué ha sido ahora relegado y expulsado, al menos del uso mediático en favor de escuchar. Este último significa oír atendiendo, con un sesgo voluntario, incluso hacer caso. Sólo se me ocurre, como explicación apresurada de esta marginación que el verbo oír ha sido víctima de un fenómeno de adulación por parte de los medios de difusión a sus audiencias, por dar a entender lisonjeramente que sus seguidores no pueden ser simples oyentes sino personal a la escucha voluntaria e inteligente. Así sin más.

En fin, que así sin más un día no habrá sentido del oído sino del escuchado.