miércoles, 18 de mayo de 2016

ASÍ HABLÓ SARA TRASTO, según Tina Suárez Rojas


La falta de noticias fiables sobre Sara Trasto hace imaginar lo peor al leer de improviso versos como los siguientes: "Aquí yace Sara Trasto/ que renegó del espejo, que robó liras en Delos, que truncó doce cronopios, que mató al Comendador", aunque tranquilice la casi total certeza de que se trata de unos versos más de la misma Sara, incluidos en los papeles que aporta Tina Suárez Rojas (su albacea, testaferra, biógrafa y, quién sabe, tal vez coautora o coculpable de sus poemas).

Se conoce que Sara Trasto llevaba tiempo recibiendo por todos lados y que aumentaban sus sañudos detractores, como aquel académico que llegó a decir: "Si todos son como ella, no den de comer a los poetas.". También se topaba con el elaborado regodeo de quien componía, por ejemplo, lo siguiente (aunque muy probablemente esté reelaborado por la misma Trasto, pues parece tener su sello):

"A una tal Sara Trasto, barda de burda cepa
ni quevedina ni gongoreta, con sídrome de benengeli
lirófora pretensiosa y poetonta de las dehesas
una de avitaminosis lírica
y luces matapoéticas."

Aunque nos consta igualmente que ella tampoco era manca a la hora de dirigirse a sus adversarios maldicientes, como se puede ver (y valga apenas como botón) en las lindezas siguientes:

"Aristócratas como tú
escuchan al Mendelssohn en los días de lluvia
se inventan una tristeza que haga juego con su sofá
emulan la languidez del más cretino de sus gatos persas."

O también:

"A poeta laureado
no le mires el diente.
Mírale más bien el vientre
de canapés inflamado."

Con aires del Siglo de Oro, menudean en las páginas de este libro (Así habló Sara Trasto, 2014.  Ed. Vitruvio) el talento denigratorio y las disputas injuriosas de aquel mundo letrado con descaro ajeno a estos tiempos políticamente correctos; también con un inagotable ingenio contorsionista que apura los conceptos con versiones fulminantes de los adagios populares, las citas literarias y el mismo léxico.

Tina Suárez Rojas es también autora de los libros Pronóstico Reservado, Huellas de Gorgona, Una mujer anda suelta, Que me corten la cabeza, El principio activo de la oblicuidad (premio Carmen Conde), Los ponientes, Las cosas no tienen mamá y Brevísima relación de la destrucción de June Evon. Para quienes aún no se hayan aproximado a algunos de sus textos, sirva la visita a la siguiente página web:


Pequeña selección de textos

POÉTICA DEL MARTES Y TRECE

En martes y trece se abren los circos de pulgas
se visitan los jardines helados
se pasea por las tierras impías de Magdala.

En martes y trece se bautizan los ogros.

Sólo en martes y trece se asoman al cielo las vacas del sol.

En martes y trece compra sus almas remendadas el diablo
instrumentan su cúbica armonía los geómetras
traman sus milenarias conspiraciones las flores
admiten las ballenas sus polizones
publicitan su cara oculta los espejos
incendian corazones las onanistas zurdas
y escriben los homicidas sus cartas de amor.

Al martes y trece pertenecen la fata morgana y el rayo verde.

El martes y trece nació el bueno de Huckleberry Finn.

Si dices te quiero en martes y trece sacudes el polvo de las leyes cósmicas.

Fue en martes y trece que se originó el Big Bang.

El martes y trece es para celebrar a Jantipa que no a Sócrates
para estudiar patafísica que no gramática
para gritarle al mundo "Je suis Napoleon!"

El martes es un milagro de la naturaleza y el trece el más fiel animal de compañía.

Un almanaque sin martes y trece es una estafa, es un fraude ilegítimo.

Colgar un almanaque sin martes y trece resulta indiscutiblemente una vulgaridad.
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POETAS EN ABRIL

Mermelada de vos en boca fresca.

Abril abre sus alas de calandria
adorna su perfil en las sombrillas
airea sobre el puente sus engaguas
enreda a los amantes en el brezo
relame de sosiego las estancias
dedica a los poetas madrigales
arroba las heridas del espanto.

En las noches de retórica estrellada,
cómplice delicuescente de sus púberes jadeos
las muchachas centellean con abril entre las piernas.

Sátiros embelesados en parques municipales,
tierno abril de caramillos, vicio de peripatéticos.

¿Qué racimo de latidos desdeñará su querencia?
La crueldad de su dulzura brinda un verso al viejo Eliot.

Mermelada de vos en boca fresca.
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PRINCIPIO Y FIN DE SARA TRASTO

Sara Trasto resplandeció en las tinieblas
mas las tinieblas no la comprendieron.

Las tinieblas no comprendieron a Sara Trasto
tan entrañameblente acacrónica y desfasada
no sucumbieron a su  traje de luciérnaga
ni a las cuerdas irisadas de su ukelele.

Portaba Sara Trasto sus meteoros cromáticos
con airosos ademanes de farola ambulante
pero las tinieblas se agrietaron al decir su nombre
y alborotaron paranoicas los vestíbulos del cosmos.

Sara Trasto ofreció apenas un puñadito de atardeceres
un trozo incandescente del año de la espiga
una caja antigua de galletas alumbradas
y un retoño de soles anidado de peces
pero fue en vano;
las tinieblas  prefirieron al ornitólogo anodino
que cultivaba pajaritas en los agujeros negros.

Y así por más que Sara Trasto resplandeció en las tinieblas
las tinieblas no la comprendieron.

Ella que sólo pretendía asilvestrar rutinas
hoy reposa su congoja a la sombra de los recuerdos
hiperbóreamente sola y sitibunda
con su desordenada colección de horas muertas.
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EL VENDEDOR DE DÉCIMAS

Tonta imbécil presumida
frívola torpe llorona
melancólica bribona
absurda ruin consentida
necia falaz engreída
grisácea cual cenicero
anodina sin esmero
burda precaria indolente
fugaz lasciva incoherente
mal bicho cuánto te quiero!

(50 céntimos)

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